Convertimos zonas vulnerables en bosques y canchas deportivas. Porque un niño que juega bajo la sombra de un árbol, es un ciudadano que construye paz.
Plantamos especies nativas que resisten sequías. Enseñamos a las familias que cuidar el entorno es cuidar su propio hogar.
El deporte es la escuela de la vida. En nuestras canchas no solo se meten goles, se aprenden valores, respeto y trabajo en equipo.
Creamos espacios seguros donde las familias mexicanas pueden convivir, sanar y fortalecer sus lazos comunitarios.